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Astro que declina

En Galifontes, o Wikisource en galego.
La Tierra Gallega, periódico bisemanal de intereses regionales. n.º 60. 10/3/1895.







Astro que declina       La Tierra Gallega (A Habana)       10 de marzo de 1895
 


Tradución ao galego, de Wikisource






ASTRO QUE DECLINA

A prensa da Habana tivo a atención de revelarnos a existencia en Galicia dun individuo extraordinariamente notable.

   Trátase ao que parece dun home modesto, sinxelo, inimigo do fausto, vivindo corno o solitario no ermo, nin envexado nin envexoso, e gozando da plenitude das súas facultades mentais e dos seus dereitos políticos. Ata hai sospeitas de que é un excelente cidadán e un admirable pai de familia.

   «Todo un home de ben» din del os seus conveciños. E, de feito, nunca fixo versos. Nunca descendeu á area onde combaten os que loitan pola patria e por esa pantasma que chaman liberdade; non se sabe que fundase xornais rexionalistas enfronte doutros que non o son; non debe nada a ninguén; é «independente» , moi independente, coa independencia que definía así o defunto Marqués de Albaida no Congreso: «Coñezo deputados que se chaman independentes antes de vir ás Cortes; pero unha vez aquí, cómense a sílaba in e convértense en deputados dependentes dun xefe de partido: este xefe non sube ao poder, e como a fame aperta, comen outra sílaba e quedan pendentes dun nomeamento de Director; segue apertando a fame, a dirección non chega, e entón eses deputados comen a terceira sílaba e quedan convertidos en dentes por toda unha eternidade».

   Esta independencia, que é a de que brasonan moitos roedores (e vostedes perdoen o modo de sinalar) é tamén a do noso home, o cal, confundindo penosamente a independencia persoal coa ingratitude do corazón, fíxose un modo de vivir do máis orixinal que se coñece. É dicir, orixinal precisamente, non; porque a orixinalidade na arte da explotación do galego polo galego é moi antiga: pero no caso presente, orixinalidade equivale á novidade, e como nova é moi nova a industria á que se dedica o noso paisano, e máis que a industria, o xeito que ten de exercela.

   Consiste o modus vivendi deste individuo en recrutar polos montes e os vales das nosas provincias, non sabemos por cal dos varios sistemas de caza postos en uso, desde o reclamo ata a liga, á tódolos mozos útiles, nenos en lactación e vellos achacosos que atopa a tergo nas súas case místicas excursións rurais, e en cargar con eles, como con lastre, os sollados dos buques que fan a travesía da Península á illa de Cuba; sendo de admirar nisto, non tanto a solicitude que demostra en proporcionarlles medios de se afastar do seu país, con máis présa que se fuxisen da peste negra, como o interese que pon en que aquí os reciban, coloquen e protexan os que nin os teñen chamado, nin poden colocalos, nin teñen apenas con que socorrelos.


Orixinal en castelán



ASTRO QUE DECLINA [1]

La prensa de la Habana ha tenido la atención de revelarnos la existencia en Galicia de un individuo extraordinariamente notable.

   Trátase á lo que parece de un hombre modesto, sencillo, enemigo del fausto, viviendo corno el solitario en el yermo, ni envidiado ni envidioso, y disfrutando de la plenitud de sus facultades mentales y de sus derechos políticos. Hasta hay sospechas de que es un excelente ciudadano y un admirable padre de familia.

   «Todo un hombre de bien» dicen de él sus convecinos. Y, en efecto, no ha hecho versos jamás. Nunca descendió á la arena donde combaten los que luchan por la patria y por ese fantasma que llaman libertad; no se sabe que haya fundado periódicos regionalistas enfrente de otros que no lo son; no debe nada á nadie; es «independiente», muy independiente, con la independencia que definía así el difunto Marqués de Albaida en el Congreso: «Conozco diputados que se llaman independientes antes de venir a las Cortes; pero una vez aquí, se comen la sílaba in y se convierten en dependientes de un jefe de partido: este jefe no sube al poder, y como el hambre aprieta, se comen otra sílaba y se quedan pendientes de un nombramiento de Director; sigue apretando el hambre, la dirección no llega, y entonces esos diputados se comen la tercera sílaba y quedan convertidos en dientes por toda una eternidad».

   Esta independencia, que es la de que blasonan muchos roedores (y ustedes perdonen el modo de señalar) es también la de nuestro hombre, el cual, confundiendo lastimosamente la independencia personal con la ingratitud del corazón, se ha hecho un modo de vivir de lo más original que se conece. Es decir, original precisamente, no; porque la originalidad en el arte de la explotación del gallego por el gallego es muy antigua: pero en el caso presente, originalidad equivale á novedad, y como nueva es muy nueva la industria á que se dedica nuestro paisano, y más que la industria, la manera que tiene de ejercerla.

   Consiste el modus vivendi de este individuo en reclutar por los montes y los valles de nuestras provincias, no sabemos por cuál de los varios sistemas de caza puestos en uso, desde el reclamo hasta la liga, á todos los mozos útiles, niños en lactancia y viejos achacosos que encuentra á tergo en sus cuasi místicas excursiones rurales, y en cargar con ellos, como con lastre, los sollados de los buques que hacen la travesía de la Península á la isla de Cuba; siendo de admirar en esto, no tanto la solicitud que demuestra en proporcionarles medios de alejarse de su país, con más prisa que si huyeran de la peste negra, como el interés que pone en que aquí los reciban, coloquen y protejan los que ni los han llamado, ni pueden colocarles, ni tienen apenas con qué socorrerles.

   El procedimiento no puede ser más sencillo. Con promesas á sin ellas, coje 800 hombres; los transporta como se transportan piaras de cerdos ó jaulas de gallinas á los puertos más próximos, que son los de la Coruña y Vigo; despídese allí tiernamente de ellos, acaso derramando lágrimas y recomendándoles mucho que sean buenos, humildes y honestos como él; y después de embarcarlos, regresa á su casa, besa á sus hijos, escribe una carta al Centro Gallego de la Habana, dándole noticia del embarque y suplicándole en nombre de la humanidad que se encargue de recoger y despachar la mercancía, y se acuesta y duerme tan tranquilo, sin que le agarrote el alma el menor remordimiento....

   ¿Que eso no es patriotismo? Bien; pero el verdadero concepto de la Patria está todavía en litigio, y lo que él dirá: in dubiis, libertas.

   ¿Que aquellos infelices dejan desamparadas sus familias; que durante la travesía se mueren de hambre; que una vez llegados á la Habana tienen que pedir limosna ó buscar en el campo á cambio de un trabajo horrible un jornal que las más de las veces resulta ilusorio; que llamarán inútilmente á las puertas de los ingenios paralizados, para colarse bajo la protección de un amo á quien no quiere ya servir el negro redimido?... Y bien, nada de esto le importa al sencillísimo, al modestísimo tratante de carne gallega, que tiene que alimentar de cualquier modo á su familia y que ha embarcado su género y extendido su factura como pudiera hacerlo cualquier comerciante honrado.

   ¡También él lo es! ¡Vaya si lo es! Pues si no lo fuera ¿podría ese hombre á quien todos conocen en su pueblo por un buen vecino, por un hombre pacifico y correcto, vivir un solo día sin un grillete al pie? Y el caso es que puede hacer eso y gozar de libertad, y pasar por un santo en el Barco de Valdeorras, y tener amigos que le saluden, y usar timbre comercial en sus cartas y llamarse don Angel Arias en Galicia y en todas partes, por mar y por tierra, de noche y de día.

   Y puede hacer eso, porque no infringe ninguna ley escrita: el legislador no se ha preocupado todavía del emigrante gallego. Puede hacer eso, porque contra lo que él hace no ha de protestar la autoridad, hechura del cacique, que puede ser á su vez hechura del comerciante.

   Por otro parte. la conciencia publica en Galicia ya no se indigna por nada. ¡Le han salido tan caras esas indignaciones! Pomo aunque se indignase ¿conseguiría algo? ¿La atenderían los hombres políticos, esos hombres que asisten impasibles, en medio de la general miseria y de la general ruina, á la erección de sus propias estatuas? ¡Pobre patria, condenada en su desdicha á prescindir hasta del instinto moral para perseguir el delito, y á cruzarse de brazos viendo cómo le arrebatan sus hijos para lanzarlos á las gehennas de la emigración y del destierro!

   Un país donde sin protesta puede don Angel Arias cargar de gallegos dos buques para desembarcarlos en las riberas de la muerte; un país donde un sacerdote, al día siguiente de ser castigado por su Obispo como usurero, puede levantarse á decir ante los tribunales: «El teólogo Juan Antonio Conde, párroco de Macendo, sostiene la siguiente proposición: «La usura es lícita según todos los derechos;» un país así, es un astro que declina con espantoso descenso.

   ¡Oh, gallegos de buena voluntad! ¡oh hérmanos nuestros, atormentados como nosotros por la visión de una Galicia digna, noble, libre y resplandeciente, de gloria y de prestigio, haced algo porque esa imagen se anime; haced algo por devolver á la vida la patria moribunda!

Notas

  1. Artigo sen firma, publicado en La Tierra Gallega, xornal dirixido por Manuel Curros Enríquez.